Yo un día consideré hacerle la eutanasia a un pez moribundo metiéndolo en un congelador. Desde entonces soy conocida como la Matapeces. Ya sabéis lo que dicen del pobre que mató un gato, por un gato fue nombrado Matagatos.
Éste es mi primer blog. En él puede que escriba sucesos reales, inventados, soñados o ¡¿Quién sabe?! Quizás nunca maté un pez.
Se posó en mi ventana como un gorrión,
miró y escapó.
Tan solo una azabache mirada dejó,
suficiente para mi interior
rozar con un cordón.
Sólo dos pares de ojos
en una misma habitación,
sabedores de un mismo rincón
en el horizonte del NO.