martes, 16 de diciembre de 2014

De esto que estás en fase Jane Austen...

Esta semana he caído en el influjo de las novelas de Jane Austen y en las películas de éstas. Llevaba tiempo echando de menos sentirme cómoda en un mundo que añoro y admiro como si fuese mío propio. En el camino he arrastrado a una muy buena amiga, de lo cual, me enorgullezco.
Adoro lo que un pequeño gesto puede significar, las cartas, las conversaciones inteligentes y agudas...Y sobre todo, la caballerosidad. Creo que he nacido en la época equivocada. Sí, soy de ese tipo de mujeres que piensa en un amor digamos que cortés, aunque el término no sería el exacto pues se sabe que éste es el típico del medievo. Anhelo ese cuidadoso esmero a la hora de cortejar o el respeto tan acusado con que se trataba a las personas. Seguramente existan  todavía hombres así aunque no he tenido el placer de conocerlos. Algunos tacharán este deseo de pura mojigatería; nada más lejano. Hay una pasión indescriptible y hermosa en la construcción escalón a escalón de la seducción. Y algo tan puro y noble como esperar a la persona adecuada no debería ser tildado jamás de frigidez.




lunes, 1 de diciembre de 2014

Agujero de gusano

Los agujeros de gusano nos llevan a dimensiones inexploradas donde existen seres con corazones grandes y egos pequeños.
 Así fue como lo conocí. E2 era de esas entidades que te removía la conciencia y veía lo bueno que había en cada célula de tu cuerpo; se paraba justo delante tuya, inclinaba la cabeza y miraba dentro de la vorágine de sensaciones, colores y pensamientos de tu mente. Dentro de la mía encontró tranquilidad, azul y el continuo "Sé quien soy" de mi cerebro. Me sentí reconocida, hermosa y enganchada a su inspección exhaustiva pero no dolorosa ni burlona. Había estado perdida lustros en mi microcosmos interior sin darme cuenta de que yo estaba ahí, en esa isla de tranquilidad. Azul y sabiendo exactamente quién era y qué quería; a mí misma. No recordaba cómo había olvidado amarme y comprenderme. E2 me mostró las partes diáfanas de mi ser pero también las oscuras. Lloré. Lloré hasta reír y volví a llorar para volver a reír abrazada a mi mente. Mis labios permanecían en una suave semiluna; mi mirada hablaba por sí sola. Mi desnudez no me avergonzaba, al contrario, me enorgullecía. Pensamientos y sensaciones que fueron trazando un camino desde mi isla azul y tranquila hasta la siguiente dimensión.
E2 y yo comenzamos una expedición de exploración interdimensional. En ella, él contactaba con otras psiques confundidas como la mía. Mientras, yo avanzaba en la construcción de puentes y conexiones entre las distintas ciudades de mi microcosmos. Hasta que llegamos (no diré la última, pues hay miles de dimensiones) a la dimensión definitiva. Allí se separaban nuestros caminos. E2 se paró por última vez justo delante de mis ojos y asomó su cálida curiosidad a mi isla. Lo que vio le gustó. Lo supe por su risa al recorrer mis puentes en pos de la brisa marina que azotaba la madera. O por su honda respiración al llegar al valle de mi imaginación. Por su llanto al subir a la montaña de mi desesperación o su silbido en la garganta de mi pasión. Esta vez fui yo quien cortó el lazo.

Siempre debemos dejarnos un trocito de isla sin explorar para nuestro propio disfrute.


lunes, 24 de noviembre de 2014

Una mirada

Se posó en mi ventana como un gorrión,
miró y escapó.
Tan solo una azabache mirada dejó,
suficiente para mi interior
rozar con un cordón.
Sólo dos pares de ojos
en una misma habitación,
sabedores de un mismo rincón
en el horizonte del NO.

domingo, 3 de agosto de 2014

De morder va la cosa...

A la gente le gusta dar lecciones. Sí, lecciones. Pecan de soberbia intentando enseñar a otros cuan equivocados están en sus acciones y no se dan cuenta de que critican lo mismo que ellos hacen. Hipocresía lo llamo yo. Pero no los culpo, pues no saben de qué otra manera llamar tu atención. Las personas somos simples y nos gusta morder la mano de quien nos da de comer, o al menos, nos hace sentir realizados con nosotros mismos. Me incluyo, ya que, yo misma seguro alguna vez he herido a alguien aun sabiendo que no llevaba razón, pero el vano placer de saber que la otra persona también está sintiendo lo que tú o una mínima parte, te da consuelo. Ruin, ¿verdad? Pero hay personas que lo practican siempre que pueden; autodestrucción lo llamo yo. Hacer sentir mal a las personas que te importan sólo es el inicio de un largo camino de destrucción de ti mismo. El problema es cuando hay más de una persona en tu vida en ese camino de autodestrucción, ¿qué hacer? Lo más sencillo sería salir huyendo y dejarla tirada pero...¿No te haría un individuo igual de deleznable? Las personas no somos abnegadas de por vida, no tenemos ese altruismo genuino por siempre. Tampoco quienes atacan lo hacen sin una motivación; la desconfianza es una mala amante.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Tensión.

Cuando una lleva tanto tiempo en tensión, aguardando el golpe final, acaba por romper a llorar con la más mínima confirmación de sus peores temores. Son meses de encajar palos y gestos estoicamente, volviendo a sonreír aun sin ganas ni fuerzas. Pero llega ese momento en que piensas, <<Oye, ¿Qué narices hago yo aguantando esta pesadilla? Yo no hice nada >>.
Las personas cambian, o simplemente nunca mostraron su verdadera cara. Y tú, paciente y boba recoges las miajas de la vieja bondad que un día se te otorgó. Te niegas a aceptar lo evidente, por ese nexo que te unió y poco a poco vas cayendo en un pozo. Crees que eres una persona débil y sientes verdadero asco de ti misma. Nunca fuiste así. ¿Por qué ahora sí?
Al principio sueles echar la culpa a tus quizá, excéntricas formas de ver el mundo. Quizás ellas sean las culpables de semejante situación. No. No son ellas. No eres tú. Y es ahora cuando se quiebra algo en ti que ha estado meses luchando por salir, arañando tus entrañas y mente: llanto. Un patético y puede que humillante llanto. Pero es ese llanto el que permite que sueltes todo lo que has estado escondiendo tanto tiempo y no has querido ver.
La gente no cambia, se muestra tal y como es tarde o temprano.

miércoles, 26 de febrero de 2014

RealidadVsSueño

Cuando los párpados caen bajo el peso de la realidad en el crepúsculo, saben que cuando amanezca volverán a abrirse a ella. Es como un círculo vicioso; realidad-sueño-realidad. Un triángulo en donde en el centro, está la persona. El cansancio se acumula de tanto evitar romper con lo que pesa en la dimensión de la realidad.
El momento del crepúsculo como una manta bajo los pies, cubre las grietas y sostiene la psique de la persona. Lava los estragos del día y la eleva a lo más cercano que puede sentirse de la seguridad. Esa seguridad que vuelve a quebrarse con el nuevo día y que se viste de sonrisas forzadas y escasos momentos de verdadera comodidad. Ganas de gritar y que el mundo se pare por un momento.